La piel grasa se caracteriza por una excesiva producción de sebo en las glándulas sebáceas de la piel. Esto puede dar lugar a una apariencia brillante o grasosa en la piel, especialmente en la zona T (frente, nariz y mentón). Además de la apariencia brillante, las pieles grasas pueden presentar poros dilatados y obstruidos, lo que a su vez puede llevar a la formación de puntos negros y acné. También pueden ser propensas a la inflamación y la irritación. Las pieles grasas pueden ser el resultado de factores genéticos, hormonales o ambientales, y a menudo se presentan en la adolescencia y la juventud. Sin embargo, también pueden ser el resultado del uso de ciertos productos para el cuidado de la piel o de una dieta rica en grasas. Es importante cuidar adecuadamente la piel grasa para evitar la obstrucción de los poros y la formación de acné. Esto puede incluir el uso de productos específicos para pieles grasas, así como una limpieza regular y una dieta saludable.