
Se emplea como: Edulcorante: la glucosa tiene menos poder endulzante que el azúcar común o sacarosa (aproximadamente un 40% respecto a la sacarosa), pero se utiliza a menudo porque presenta menor contenido calórico. Por ejemplo, en bebidas refrescantes, conservas de frutas… Potenciador del sabor: se utiliza para realzar el sabor de los ingredientes de diversos alimentos procesados. Aumentador de consistencia: sirve para dar cuerpo a preparaciones como sopas, cremas y salsas, para darles más cuerpo y espesarlas. Antidesecante: impide la deshidratación de productos congelados. Conservante: es útil para prolongar la vida y mantener el aspecto de determinados alimentos, como masas batidas o levadas para hacer panes. Glucosa para repostería: principales usos En el campo de la repostería se suele utilizar principalmente el jarabe de glucosa o glucosa líquida. Es una especie de miel incolora, cristalina y con una consistencia densa, espesa y viscosa. Para su comercialización, a menudo se rebaja el jarabe de glucosa con agua para que sea más fluido y fácil de manejar. Se utiliza para elaborar: Bollería, chocolates, caramelos, pasteles, rellenos de bombones y otros productos de confitería. Helados: la glucosa líquida funciona como potenciadora de la consistencia cremosa del helado. Además, evita que estos se cristalicen, combate la aparición de cristales de hielo. Almíbares y caramelos: se emplea opcionalmente para impedir la cristalización del azúcar cuando se está haciendo el almíbar. Mermeladas y salsas dulces: evita la cristalización y funciona como espesante. Cubiertas de tortas y pasteles: aporta elasticidad y flexibilidad, evitando que se vuelvan arenosas y se partan. Pastillaje (pasta dura de azúcar) y pasta de goma para decoración repostera: se agrega glucosa para suavizar, modelar y adornar, así como para evitar el secado y poder trabajar sobre ellas. Por ejemplo, prácticamente todas las recetas de fondant llevan glucosa.