
El ajillo combina el intenso sabor del ajo con la frescura del perejil, creando un clásico versátil. Ideal para mariscos salteados (gambas al ajillo), carnes, pollo, verduras a la plancha y como base para salsas y mantequillas compuestas. Posee propiedades antibacterianas y antiinflamatorias gracias al ajo, mientras el perejil aporta vitaminas A, C y K, actuando como diurético natural. Para usarlo, mezcla el polvo con aceite de oliva para formar una pasta, úntala sobre alimentos antes de asar o saltar, o espolvorea directamente. Sus bondades incluyen realzar el sabor sin añadir sodio, fortalecer el sistema inmunológico y su facilidad para integrarse en recetas cotidianas, ofreciendo practicidad y un toque gourmet instantáneo.