Aunque la cerámica es resistente, puede ser más susceptible a las manchas, desgastes o roturas en comparación con el porcelanato.
El porcelanato es más resistente al desgaste, las manchas y los impactos. Su baja porosidad le otorga una excelente resistencia al agua y a las variaciones de temperatura.
En cuanto al mantenimiento, la cerámica requiere cuidado regular y puede necesitar tratamientos específicos para mantener su apariencia.
Mientras que el porcelanato, debido a su baja porosidad y gran resistencia, el mantenimiento es más sencillo y no suele requerir tratamientos adicionales.