La vitamina E es un nutriente esencial con funciones antioxidantes. Pertenece al grupo de las vitaminas liposolubles (se disuelve en grasas y aceites), y su forma más activa en el cuerpo humano es el alfa-tocoferol. Funciones principales Antioxidante: protege a las células del daño causado por radicales libres. Salud cardiovascular: puede contribuir a la protección de vasos sanguíneos y prevenir la oxidación del colesterol LDL. Sistema inmune: ayuda a mantener las defensas del organismo. Piel y ojos: favorece la salud cutánea y visual. Prevención del envejecimiento celular. Fuentes alimenticias La vitamina E se encuentra en alimentos de origen vegetal, sobre todo en aceites y frutos secos: Aceites vegetales: girasol, oliva, maíz, soja, germen de trigo. Frutos secos: almendras, avellanas, maní. Semillas: girasol, calabaza. Vegetales de hoja verde: espinaca, brócoli. También está presente en menor medida en pescados y mariscos. Requerimiento diario aproximado Adultos: 15 mg/día (22.4 UI). Mujeres embarazadas: 15 mg/día. Mujeres lactantes: 19 mg/día. Deficiencia Es poco común, pero puede darse en personas con problemas de absorción de grasas (enfermedades intestinales o hepáticas). Síntomas: debilidad muscular, problemas de visión, alteraciones neurológicas y del sistema inmune. Exceso El consumo excesivo (sobre todo en suplementos) puede causar: Náuseas, dolor de cabeza, cansancio. Mayor riesgo de hemorragias (porque interfiere con la vitamina K y la coagulación).